Texto de la conferencia impartida en el Simposio Nacional de Firmes celebrado en Valencia (España) entre el 18 y el 20 de abril de 2023. Para su redacción se ha contado con la inestimable ayuda de Alberto Bardesi,
Director de la Asociación Técnica de Carreteras.
1. Introducción
El término sostenibilidad tiene que ver con el
cumplimiento simultáneo de requisitos de tipo económico, social y ambiental;
así lo estableció, por ejemplo, la Asamblea General de las Naciones Unidas en
su Resolución de 25 de septiembre de 2015 por la que se aprobó la Agenda 2030
para el Desarrollo Sostenible. Por tanto, su significado va más allá de la
descarbonización de la economía y del cambio del modelo energético. En última
instancia, la
sostenibilidad es la garantía de que la humanidad podrá seguir progresando, de
manera equitativa y respetando el planeta que la alberga.
La
sostenibilidad se puede referir a cualquier actividad humana. En el caso de la
pavimentación viaria, concierne, por tanto, no solo a los materiales empleados
y a los procesos constructivos, sino también a su diseño y, así mismo, a la
gestión de los activos. Su análisis en el campo de las carreteras requiere
considerar:
- costes de construcción, de conservación y de los usuarios (debidos al
estado de los pavimentos o a los propios trabajos de conservación);
- impactos sociales, incluyendo la seguridad de la circulación viaria, la
salud de los trabajadores, la comodidad de los usuarios, las afecciones a
quienes viven próximos a las carreteras, etc.;
- impactos ambientales, tales como emisiones de gases de efecto invernadero,
consumo de agua, ruido, emisiones de partículas
y de gases contaminantes, producción de residuos sólidos, afecciones al
paisaje, etc.
La sostenibilidad solo se puede determinar con
base en los análisis del ciclo de vida, los cuales son, inevitablemente, complejos.
Desde 2006 hay dos normas ISO en las que se
establecen los principios, el marco de referencia, los requisitos y las
directrices para los análisis del ciclo de vida, pero estas normas son
prolijas, demasiado generales y de escasa utilidad práctica en algunos casos. También
hay, por supuesto, herramientas informáticas de las que se puede echar mano,
pero tienen que estar adaptadas al ámbito concreto de trabajo y, sobre todo, necesitan
ser alimentadas con datos fiables y contrastados (deseablemente, resultados de
mediciones).
Como consecuencia de la dificultad de poder
asegurar que una actividad, la forma de llevarla a cabo y sus resultados son de
verdad sostenibles y que lo son más que sus posibles alternativas, se presentan
a menudo actividades, formas de llevarlas a cabo o resultados de ellas que, a
veces solo por su apariencia de novedad, pueden resultar atractivas, que se
venden o se intentan vender como sostenibles y que, en cambio, pueden ser todo
lo contrario. Es algo que ocurre en diferentes ámbitos, también en el de la
pavimentación viaria.
2 Aspectos de la pavimentación viaria que afectan a su sostenibilidad
Los firmes
constituyen solo una pequeña parte del sistema de transporte por carretera y,
por tanto, tienen un peso limitado en la sostenibilidad de dicho sistema. Por
otro lado, no existe un consenso universal sobre lo que sería un firme
sostenible, toda vez que hay que considerar multitud de factores, relacionados
con: la planificación viaria, el tipo de carretera, su emplazamiento, la
economía de la región, los procedimientos de contratación, etc.
En todo caso, los firmes implican distintas
actividades cuya sostenibilidad es susceptible de mejora, entre las que pueden
citarse las siguientes:
- Extracción de materias primas no renovables, como son los suelos de préstamos
y los áridos.
- Procesos de fabricación que, como es el caso de las mezclas
asfálticas, se llevan a cabo a temperaturas muy superiores a las del ambiente
y, por tanto, con elevado consumo de energía y emisión de gases de efecto
invernadero.
- Transporte, tanto de las materias primas como de los materiales elaborados.
- Procesos de puesta en obra en los que se emplean máquinas alimentadas
por combustibles fósiles y en los que
quienes
intervienen se ven a menudo obligados a trabajar en jornadas muy amplias, lejos
de su domicilio habitual, con temperaturas extremas, inhalando incluso
partículas o gases potencialmente peligrosos y, especialmente en trabajos de
conservación, con riesgo de sufrir accidentes.
- Rehabilitaciones periódicas que requieren nuevas inversiones y, en
general, consumos adicionales de materias primas.
- Características superficiales de los pavimentos que influyen en los consumos
de combustible, las emisiones de gases de efecto invernadero, la contaminación
atmosférica y el ruido de los vehículos que circulan sobre ellos.
Todos estos aspectos deben ser analizados a fin
de poder incorporar cambios que se traduzcan en un incremento de la
sostenibilidad de los firmes. Hay que abordar también, como se hará en esta
ponencia, la cuestión de la posible incorporación a los firmes de residuos de
diferentes naturalezas y procedentes de actividades que nada tienen que ver con
la carretera.
3 Extracción de materias primas no renovables
La estimación del consumo de suelos de préstamo
para la formación de explanadas es difícil de precisar, al no tratarse de una
actividad industrial diferenciada. Hay que empezar subrayando que no hay
ninguna razón para recurrir a suelos de préstamo para conseguir que la explanada
sea de suficiente calidad; bastaría con que las normativas de diseño de firmes
estableciesen como única opción la estabilización in situ del fondo de
los desmontes o de la coronación de los terraplenes.
En relación con los áridos, la Asociación
Nacional de Empresarios Fabricantes de Áridos (ANEFA) informa de que durante
2021 se consumieron en España en obras de carreteras 40,2 millones de toneladas
de áridos naturales, la práctica totalidad de ellas en los firmes. Frente a estos
áridos naturales hay dos alternativas, ambas de interés desde el punto de vista
de la sostenibilidad: los áridos artificiales y los áridos reciclados. Sin
embargo, según Anefa, en el sector de la construcción más del 96 % de los áridos empleados fueron en
2021 áridos naturales, pudiendo pensarse que esa proporción habrá sido similar,
si no mayor aún, en el caso de las carreteras.
Entre los áridos artificiales destacan los
siderúrgicos, es decir, los que resultan del tratamiento de las escorias que se
obtienen como subproducto de la fabricación de acero. Su interés técnico es
indudable, especialmente como áridos gruesos para capas de rodadura, pero su
empleo siempre será limitado por dos razones: el precio en origen y los costes
de transporte, de manera que su uso no representará una mejora de la sostenibilidad
más que a distancias reducidas de las acerías. Conviene recordar, en todo caso,
que la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Transportes publicó en
2020 una nota técnica sobre estos áridos siderúrgicos.
En cuanto a los áridos reciclados, destacan los
procedentes de residuos de construcción y demolición (RCD). Su uso en los
firmes de carreteras no está expresamente normalizado, si bien debe entenderse
que podrían utilizarse en cualquier unidad de obra siempre que se cumpliesen
los mismos requisitos establecidos para los correspondientes áridos naturales; así
se especifica en el PG-3, aunque en el caso de las capas granulares hay una
restricción de uso en relación con la categoría del tráfico pesado.
Las posibilidades de empleo en los firmes de
carreteras de áridos procedentes de RCD son enormes. Eso sí, se necesitan
muchas más plantas de tratamiento y clasificación, así como plataformas
logísticas que integren la distribución de estos áridos junto a la de los
áridos naturales, permitiendo disminuir en conjunto las distancias de
transporte.
Se necesitan también documentos oficiales que
promuevan ese empleo y establezcan las condiciones que, razonablemente, habrían
de satisfacerse en cada caso, como ya hizo la Junta de Andalucía en 2016. Una
vía de promoción sería, evidentemente, la de obligar a utilizar siempre este
tipo de áridos, salvo que se demostrase que no es posible hacerlo
Una manera de disminuir apreciablemente el
consumo de áridos naturales es el aprovechamiento integral de los materiales obtenidos
en las operaciones de fresado y de demolición de los firmes. En este sentido, si
bien lo deseable es utilizar los fresados de mezclas asfálticas en la
fabricación de nuevas mezclas, puesto que así se obtiene también un ahorro de
betún asfáltico, no hay que desestimar su eventual empleo en capas granulares.
Más adelante se volverá con detalle a la cuestión del reciclado del material
fresado en la fabricación de las mezclas asfálticas.
4 Procesos de fabricación de las mezclas asfálticas
La producción en España de mezclas asfálticas
fabricadas a temperaturas reducidas sigue siendo escasa. Según los datos de la
Asociación Española de Fabricantes de Mezclas Asfálticas (Asefma), de los 18,9
millones de toneladas producidos en 2021 a temperatura superior a la del ambiente
tan solo el 3,4 % fueron mezclas semicalientes; en cambio, en Francia la
proporción superó ese año el 11 % y en Estados Unidos el 20 %. Por otro lado,
en ese mismo año las mezclas asfálticas en frío supusieron únicamente en España
el 0,4 % del total.
Dejando de
lado el fracaso sin paliativos que supone el abandono casi total de las mezclas
en frío, carece de justificación el que se utilicen tan poco las mezclas
semicalientes. Su tecnología es ampliamente conocida y, aunque pueden aducirse
algunas posibles desventajas, como la dificultad de conseguir resistencias suficientemente
elevadas a la acción del agua, sus ventajas desde el punto de vista de la
sostenibilidad son indiscutibles, desde el momento en el que las temperaturas
de fabricación son de 30 a 50 oC inferiores a las tradicionales.
En los artículos 542, 543 y 544 del PG-3 están
contempladas las mezclas semicalientes en paralelo, en principio, con las
tradicionales. Sin embargo, deberían eliminarse las restricciones para su
empleo en las categorías de tráfico pesado T0 y T00, como sí se ha hecho en la
reciente redacción del artículo 545, que es el dedicado a las mezclas para
capas de rodadura ultradelgadas. Es más, el objetivo último debería ser
especificar su uso prioritario, salvo que se demostrase la imposibilidad de
fabricar a temperaturas inferiores a las tradicionales. Afortunadamente,
algunas administraciones españolas de carreteras han empezado a exigir en
contratos de rehabilitación por lotes que al menos una determinada proporción
de las obras se lleve a cabo con mezclas fabricadas a temperaturas inferiores a
las convencionales.
Otra cuestión, asimismo relacionada con la
fabricación de las mezclas, es la de la energía utilizada en las plantas. Hay
algunas que ya disponen de paneles fotovoltaicos con los que se obtiene, al
menos, una parte de la energía necesaria; hay ya también, incluso, prototipos
de plantas con configuración muy distinta de la tradicional y alimentadas por
energía termosolar. Sean estas u otras las soluciones del futuro, las plantas
alimentadas por fuentes no renovables deberían tener sus días contados.
5 Transporte
En la pavimentación viaria el transporte surge en
el traslado de áridos y de suelos de préstamo desde el punto de extracción al
de comercialización y desde este al de utilización y, por otro lado, desde
donde se elaboran las distintas unidades de obra hasta el lugar en el que se
aplican. En las actuaciones de rehabilitación, además, hay un transporte del
material obtenido mediante fresado hasta el lugar de almacenamiento o hasta las
plantas en las que se va a reciclar. Es evidente que una mejora clara en la
sostenibilidad de los firmes pasa por la reducción significativa de las
distancias de transporte.
Es esencial que la disponibilidad de áridos para las
obras se limite a un radio reducido. Obviamente, este es imposible de fijar con
carácter general, pero en cada proyecto se deben buscar soluciones que no
requieran áridos de características tales que obliguen a desplazamientos
exagerados. En ese sentido, sería importante reconsiderar determinadas
exigencias contenidas en las especificaciones, redactadas sin duda en aras de
lograr la máxima calidad, pero que obligan a transportes a grandes distancias;
es el caso de la resistencia al pulimento de los áridos gruesos empleados en
capas de rodadura para los tráficos más intensos, toda vez que la resistencia
al deslizamiento de los pavimentos depende tanto de esa característica como de
otras, en las cuales cabe incidir sin merma de la sostenibilidad.
En cuanto a las distancias de transporte entre el
lugar de fabricación de las unidades de obra y el de su aplicación, las
posibilidades de reducirlas son, en general, bastante menores, aunque eso no
obsta para que en cada caso se haga el correspondiente esfuerzo. Lo que sí se
puede hacer es reconsiderar la necesidad de transportar un material obtenido
por fresado optando en los proyectos por la alternativa del reciclado in
situ, para lo cual es necesario, en primer lugar, eliminar todas las restricciones
existentes todavía, a pesar de los pasos que se han dado en este sentido en la
reciente Orden circular 2/2023.
6 Procesos de puesta en obra
Los procesos de ejecución de las unidades de obra
de los firmes de carretera han ido evolucionando, lógicamente, a lo largo de
los años, pero en líneas generales no han cambiado apreciablemente desde hace
décadas. Continúan basándose en el empleo de máquinas propulsadas por gasóleo,
que actúan independientemente unas de otras. Además, exigen a los operarios
unas jornadas laborales de muchas horas y muy monótonas, en las que se ven
expuestos a temperaturas extremas y a inhalar polvo y humos.
Las mejoras pasan por la integración de los
diferentes subprocesos, incluyendo la fabricación, el transporte y el control
de calidad. Para lograr esa integración hay que avanzar decididamente en su
digitalización, sin desdeñar, dentro de ella, las posibilidades de
robotización. Naturalmente, no hay que olvidar que los avances en digitalización
se enfrentan, por un lado, a comportamientos reactivos y, por otro, a importantes
complicaciones, tales como las relacionadas con la ciberseguridad y con la
interoperabilidad. También debe tenerse presente que la generación de datos en
grandes cantidades es en sí misma, para bien o para mal, un nicho de negocio
para el sector privado, toda vez que los datos obtenidos por las
administraciones públicas deberían ser, con las salvaguardas establecidas en
las leyes, de acceso universal.
Es necesario, en primer lugar, que los
constructores y los fabricantes de maquinaria redefinan conjuntamente los
procesos y la forma en la que los equipos deben trabajar e interactuar. En este
sentido, parece más que aconsejable, de entrada, el desarrollo de gemelos
digitales que permitan simulaciones eficientes, algo de lo que ya existen
ejemplos. Por otro lado, habría que flexibilizar las prescripciones técnicas, eliminando
del PG-3 las referencias a cómo llevar a cabo esos procesos, focalizando las
exigencias en los resultados que se pretenden; aunque no se quiera reconocer,
las especificaciones actuales constituyen una rémora para la innovación y, a la
postre, también para la sostenibilidad.
En lo que se refiere concretamente al personal de
las obras, la digitalización de los procesos debe ir acompañada de una profunda
redefinición del marco actual de relaciones laborales, como puso de
manifiesto Jordi Albareda, de la empresa Sorigué, en la Jornada de Asefma que se celebró en Madrid en diciembre de
2022.
7 La necesidad de rehabilitaciones periódicas
La entidad de las actuaciones de rehabilitación y
el lapso entre ellas tienen una gran influencia en la sostenibilidad de los
firmes, ya que suponen la necesidad de inversiones periódicas, nuevos consumos
de materiales, los transportes correspondientes y unos impactos en el ambiente
y en los usuarios mientras se llevan a cabo. La sostenibilidad de los firmes se
incrementa en la medida en que las rehabilitaciones puedan ser más distanciadas
en el tiempo y de menor entidad.
De entrada, eso se logra, para un determinado
tipo de firme, aumentando la calidad de la construcción y desarrollando
actuaciones preventivas de conservación, a ser posible incluso con un carácter
predictivo, si bien para esto se necesita contar con modelos de evolución de
los firmes. Con la excepción de algunas sociedades concesionarias, los gestores
de las redes de carreteras no han hecho en España los esfuerzos necesarios para
disponer de dichos modelos.
En definitiva, se requiere tener plenamente
operativo un sistema de gestión de los activos viarios, con el máximo nivel de
digitalización y en el cual se integren las herramientas para el análisis de
costes durante el ciclo de vida. Esa digitalización debería de impulsar, como
ya ha empezado a ocurrir, la sensorización de las capas del firme, que sirve
tanto para la obtención de datos de diverso tipo como, más específicamente,
para contribuir a la conectividad.
Además, debe tenerse presente que hay un
planteamiento conceptual en el diseño de los firmes que resulta absolutamente
decisivo en este sentido: el de los firmes de larga duración.
Poder contar con vidas útiles reales mucho
mayores que las habituales es uno de los pilares básicos de la sostenibilidad
de los firmes. Los principios de los firmes de larga duración, establecidos a
comienzos del presente siglo, son los siguientes en el caso de los firmes con
pavimento asfáltico:
- Buenas prácticas constructivas complementadas con eficientes sistemas
de control de calidad.
- Explanadas estabilizadas y, donde sea preciso, eficientes sistemas de
drenaje y desagüe.
- Capas inferiores del firme con una elevada resistencia a la fatiga.
- Empleo de mezclas asfálticas de alto módulo en la base y en la capa
intermedia.
- Capas de rodadura de altas prestaciones funcionales y gran durabilidad,
lo que requiere, ineludiblemente, altos contenidos de ligante.
En el caso
de los pavimentos de hormigón, los dos primeros puntos citados son también de
aplicación, siendo necesarios, además, estos otros:
- Capas de apoyo de las losas muy resistentes a la erosión.
- Pavimentos continuos de hormigón armado o, si se emplean hormigones en
masa, pasadores en las juntas transversales.
- Hormigones de alta o de muy alta resistencia (como mínimo, 5 MPa de
resistencia característica a flexotracción a los 28 días).
Si se pone
el foco en las actuaciones de rehabilitación, su sostenibilidad pasa por
reducir el consumo de materiales y minimizar el transporte. Por tanto, las
soluciones más sostenibles son las basadas en el reciclado y, especialmente,
las consistentes en un reciclado in situ. En este sentido, sería imprescindible
eliminar las restricciones que aún se mantienen sobre la aplicación de estas
técnicas cuando hay intensidades importantes de tráfico pesado. En el caso de
la utilización en planta de los materiales obtenidos mediante fresado, lo que
hay que resolver en la actualidad, en primer lugar, son los problemas
logísticos y de trazabilidad del RAP, a fin de que pueda producirse un
aprovechamiento integral de dichos materiales, en la misma obra de origen o en
otras, en este caso no necesariamente para rehabilitaciones, sino también para
la ejecución de firmes de nueva construcción. Por supuesto, deben arbitrarse
los mecanismos legales apropiados para que en ningún caso las autoridades
ambientales puedan plantear trabas para el empleo del RAP.
8 Sobre las características superficiales de los pavimentos
Las características de superficie de los
pavimentos y el estado en el que se encuentren influyen en la sostenibilidad
del sistema de transporte por carretera, dado que hacen variar los consumos de
los vehículos, sus emisiones gaseosas y el ruido que producen. La regularidad
superficial en el sentido de la marcha de los vehículos, la megatextura y la
macrotextura son las características de las que, en el sentido referido, hay
que preocuparse y ello tanto en el diseño y la construcción como en la gestión
de los activos viarios. También hay que tener en cuenta el color de las
superficies, que en entornos urbanos puede agravar o mitigar el fenómeno de las
islas de calor y que influye en las necesidades de iluminación, así como las
posibilidades de esas superficies para, gracias a tratamientos fotocatalíticos,
captar parte de la contaminación atmosférica originada por los vehículos.
Es conocida la decisiva influencia de la
regularidad superficial longitudinal en la comodidad y en la seguridad de la
circulación, en la aparición de efectos dinámicos que incrementan el deterioro
de los firmes, en el consumo de combustible y en la emisión de gases de efecto
invernadero.
Con
criterios de sostenibilidad, quizás deberíamos dejar de conformarnos con valores
de IRI razonablemente reducidos y deberían perseguirse en todas las vías valores
en torno a la unidad e incluso inferiores. Para ello, se requieren procesos
constructivos cuidadosos y, a fin de que las condiciones iniciales se mantengan
a lo largo del tiempo, explanadas estabilizadas y capas de firme poco o nada
deformables. Dado que parece que aún existen ideas equivocadas al respecto, hay
que recordar que se pueden y se deben conseguir resultados óptimos de
regularidad con todo tipo de firmes, tanto con pavimento asfáltico como de
hormigón.
En lo que
se refiere a la megatextura, es decir, a las alteraciones del perfil de algunos
centímetros en vertical y hasta de decenas de centímetros en horizontal,
incrementa el ruido de rodadura, la emisión de gases de efecto invernadero y el
desgaste de los neumáticos, el cual, entre otras cosas, es también una fuente
de contaminación atmosférica. La megatextura está asociada, en general, a
fallos localizados en la ejecución y a deficiencias en la conservación
ordinaria; por tanto, debería poder evitarse sin dificultades.
En cuanto a la macrotextura,
las capas
de rodadura evolucionaron en décadas pasadas en la línea de conseguir el mejor
equilibrio posible entre el coeficiente de rozamiento alcanzado y el ruido de
rodadura debido al contacto entre neumático y pavimento. Hasta hace unos años
se ha considerado que en los pavimentos asfálticos la solución óptima es la que
ofrecen las capas de rodadura con macrotextura negativa, es decir, las
constituidas por mezclas porosas, mezclas BBTM o mezclas SMA.
Sin embargo, se obviaba el hecho de que
incluso esas macrotexturas incrementan, más de lo que tradicionalmente se
pensaba, el desgaste de los neumáticos y la resistencia a la rodadura y, como
consecuencia, el consumo de combustible y la emisión de gases de efecto
invernadero.
Esta es una de las
razones de ser de las denominadas mezclas para capas ultradelgadas (AUTL), las
cuales, sin merma del coeficiente de rozamiento, presentan una macrotextura
sensiblemente más reducida, a lo que cabe añadir que su pequeño espesor
conlleva la reducción del consumo de áridos de alta calidad. Aunque se han
incluido recientemente en el PG-3, tienen que seguir siendo objeto de estudios
de laboratorio y, sobre todo, de análisis de su comportamiento en las carreteras
en servicio, para así, entre otras cosas, poder mejorar las especificaciones.
9 La economía circular y la posible incorporación de residuos
procedentes de actividades ajenas a la carretera
El concepto
de economía circular se basa fundamentalmente en tres principios: evitar
residuos y contaminación desde el diseño, mantener productos y materiales en
uso y regenerar sistemas naturales. Bajo estos principios, antes incluso de que
se le diese nombre al concepto, se han llevado a cabo desde hace años numerosos
estudios y aplicaciones prácticas para dar salida a residuos procedentes de
actividades diversas mediante su empleo en las capas del firme o en la
formación de explanadas: azufre, lodos de depuradoras, aceites industriales,
plásticos, materiales cerámicos, etc.
Mientras que los análisis de ciclo de vida
muestran con claridad que la sustitución parcial o total de suelos y áridos por
desechos, subproductos o materiales marginales de naturaleza similar es
ventajosa desde el punto de vista de la sostenibilidad, no ocurre así cuando lo
que se incorporan son desechos y subproductos de otras características. Con
estos, se pretenden resolver los problemas generados en ámbitos ajenos a la
carretera, aunque también se intenten poner en valor las mejoras que supuestamente
se producirían en los materiales de construcción de firmes, especialmente en
las mezclas asfálticas.
En relación
con estos residuos, debería tenerse en cuenta que la incorporación de muchos de
ellos a los firmes no es ambientalmente inocua, pues se pueden producir
lixiviados que contaminen tanto los suelos como los cursos de agua. Con respecto a este
punto, es interesante consultar, por ejemplo, un artículo sobre este particular publicado
en 2022.
Por otro lado, aparte de la más que dudosa
contribución real a la economía circular que pudiera derivarse del empleo de
esos residuos de procedencia diversa, una cosa son los numerosos artículos y
comunicaciones a congresos y otra, claramente distinta, su aplicación en las
obras viarias, que a la postre suele ser más bien escasa. Sirvan como ejemplo
de esto unos residuos que en los últimos años han sido objeto de la máxima
atención en España: los cauchos procedentes de los neumáticos al final de su
vida útil (NFVU).
Para poder valorar el impacto real de esta
tecnología en la pavimentación viaria nada
mejor que los datos que proporciona SIGNUS, que es la entidad promovida por los
principales fabricantes de neumáticos, de la que forman parte más de
trescientas empresas adheridas y cuya finalidad es facilitar el cumplimiento de
las obligaciones que sobre reciclado de neumáticos impone la legislación
española. Según su memoria anual de 2021, las cifras más significativas
correspondientes a ese año fueron las siguientes:
- Neumáticos fuera de uso (NFU) recogidos:
197.765 t
- Neumáticos
al final de su vida útil (NFVU) reciclados y valorizados: 177.817 t
- Granulado de caucho procedente de NFVU: 104.794
t
- Granulado
de caucho procedente de NFVU utilizado en la fabricación de mezclas asfálticas:
3.039 t
Mientras el granulado de caucho experimentó un
crecimiento del 55 % con respecto a las cifras de 2019, la cantidad utilizada
en la fabricación de mezclas asfálticas se incrementó apenas un 4,5 %. Dicho de
otro modo: de todo el caucho de neumáticos reciclado en España solo una mínima
parte se destina a la pavimentación viaria; además, esa cantidad es poco
significativa con respecto al total de las mezclas asfálticas fabricadas.
A modo de conclusión
Las acciones que hay que llevar a cabo para
mejorar sustancialmente la sostenibilidad de los firmes de carreteras son
perfectamente conocidas y ya se han iniciado; se refieren tanto al diseño y la
construcción de los firmes como a la gestión de los activos viarios.
Obviamente, hay que profundizar y consolidar esas acciones en tres líneas:
- Medir y cuantificar de manera permanente costes, impactos sociales de
todo tipo y emisiones y otros impactos ambientales.
- Digitalizar en todos los niveles, en la medida en que la
digitalización es una herramienta fundamental para la sostenibilidad.
- Interrelacionar todos los procesos, valorando tanto los efectos
inmediatos como los que pueden ocurrir en el largo plazo.