miércoles, 14 de junio de 2017

Tasas ambientales para garantizar la conservación de las vías urbanas


En la entrada anterior de este blog, titulada “El Acuerdo de París como base de las políticas de conservación de carreteras”, se concluía que una posibilidad para garantizar la conservación de las carreteras es la creación de un fondo alimentado por dos nuevas tasas: en primer lugar, una tasa suplementaria al impuesto de matriculación, que dependería del tipo de vehículo, cuyo valor se fijaría dependiendo del consumo teórico y de la que estarían exentos los vehículos eléctricos; la segunda sería suplementaria al impuesto especial sobre hidrocarburos, por lo que repercutiría en los gastos de transporte según las distancias recorridas y habría de depender del tipo de combustible en la medida en que no todos suponen la misma contribución a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI).


Sin embargo, en esa entrada no se hacía referencia alguna a la conservación de las vías urbanas, cuyos problemas son algo distintos de los que plantean las carreteras interurbanas. A fin de complementar lo ya expuesto anteriormente, se presenta ahora una propuesta específica para las vías urbanas, también con una base ambiental y también para poder garantizar la disposición de recursos para la conservación.



Frente a lo que pretenden algunos ayuntamientos de grandes ciudades, que consiste en definitiva en restringir el paso de los vehículos por algunas o por muchas de las vías urbanas, lo que aquí se propone es no limitar las posibilidades de moverse, pero imponer un pago por esa posibilidad, en la medida en que se está contaminando y además se está utilizando el espacio público. Las medidas a implantar serían tres (las dos primeras pueden ser casi inmediatas, la tercera requeriría procedimientos adicionales para su gestión):



1. Aumento (o en su caso implantación) de la tasa por estacionamiento, que se debería extender, frente a la más generalizada situación actual, tanto temporalmente (las 24 horas del día y los 7 días de la semana) como espacialmente (incluyendo todas las vías urbanas del término municipal, sin excepciones). Obviamente, las tarifas habrían de variar con el momento, con la situación de la vía y con el tipo de vehículo (los eléctricos pagarían menos, pero pagarían en función de su tamaño, por cuanto también ocupan espacio).


2. Tasa suplementaria al actual impuesto de circulación, que dependería del tipo de vehículo (los eléctricos estarían exentos de esta tasa en la medida en que no contaminan). Deberían establecerse los mecanismos necesarios para que esta tasa suplementaria de carácter municipal hubiera que pagarla en todo el territorio nacional y habría de ser uniforme, a fin de evitar la deslocalización de las flotas.



3. Implantación del "pricing", es decir, del establecimiento de una tarifa por entrar a una zona determinada de las grandes ciudades. Esta tasa dependería del tipo de vehículo; los eléctricos no estarían exentos (contribuyen a la congestión), aunque pagarían menos (no contaminan). Esta tasa es la más difícil no ya de implantar (puesto que se requiere una voluntad política que no parece existir con claridad en este momento), sino sobre todo de gestionar, por obvias razones técnicas y porque a ella pretenderían optar operadores privados de diverso tipo.

En cualquier caso, en línea con lo ya expresado en la anterior entrada del blog, estas tasas deberían alimentar un fondo, en este caso municipal, dedicado tanto a la conservación de las vías urbanas como a la introducción de mejoras en el transporte público.